Cada artista es producto de su generación y, a su vez, influye en sus contemporáneos. ¿Cómo nació entonces la extraordinaria generación artística de la Dolce Vita? ¿Quiénes fueron los músicos y cantantes que sentaron las bases para que Renato Carosone y sus contemporáneos dieran el gran salto? Disfrutamos investigando la música que se escuchó en Italia a principios del siglo XX e hicimos algunos descubrimientos interesantes.
Pippo Starnazza y su Squà man, scat y humor
Starnazza era baterista y director y presentaba sus canciones con un humor desenfrenado. En la década de 1920, importó el canto scat a la escena del jazz milanés, una reproducción vocal del sonido de los instrumentos. ¿Quién más podría haber inspirado a Gegè di Giacomo, del sexteto Carosone?
Pippo Starnazza nos dejó grabaciones de los años 40 con un swing extraordinario.
Sobresale su versión de “Besame mucho”, donde muestra su habilidad para inventar un lenguaje original y explosivo mezclando ritmos de Norte y Sudamérica.
Continuará su carrera en el mundo del cine actuando junto a monstruos sagrados como Marcello Mastroianni, Sofia Loren y Ugo Tognazzi. En una de sus películas (“La conjuntura”, 1965, con Vittorio Gassman), durante un cameo, desempolva el canto scat frente a la cámara.
Alberto Rabagliati y Natalino Otto, dos experimentos de contaminación
Si pensamos en los artistas que fueron pioneros en el jazz y el swing en italiano, los dos los principes del canto son Alberto Rabagliati y Natalino Otto. Colaboraron con las orquestas de Gorni Kramer, Pippo Barzizza y Cinico Angelini, quienes importaron y reelaboraron los ritmos y melodías del extranjero que llegaban a Italia. Sin embargo, Rabagliati y Otto tuvieron destinos muy diferentes, influenciados por el período en el que desarrollaron sus carreras, es decir, los veinte años del fascismo.
Rabagliati representó la forma correcta de contaminar la música italiana con sonidos exóticos. Tenía su propio programa de radio en el que tocaba nuevas melodías cada semana, a veces ponía discos y otras las cantaba él mismo. Lo que muchos no saben de él es que, antes de convertirse en la voz de la nación, se había renombrado en Norteamérica con la legendaria formación de los Lecuona Cuban Boys, inclusive cantando en español.
Otto, en cambio, fue considerado un ejemplo negativo de la contaminación de la música italiana. Las reproducciones de sus discos en la radio estaban prohibidas: demasiado parecido a la forma de cantar norteamericana, visto de reojo -así como por obvias razones políticas- porque mezclaba la cultura de los blancos y de los negros. Por otro lado, gracias a su intensa actividad teatral y trabajo de estudio, sus discos se vendían como pan caliente y sonaban sin descanso desde las ventanas de las casas italianas, arriba de los gramófonos. Su éxito explotó tan pronto como terminó la Segunda Guerra Mundial.
Jula de Palma y una nueva feminidad en el canto
Aunque el fascismo había sido derrotado, la censura no desapareció con la llegada de las tropas aliadas. La cultura católica, gracias a su estrecho contacto con la política, supo influir en las opciones de difusión de obras culturales, cinematográficas y musicales. La gran artista Jula de Palma fue una de las últimas en pagar el precio: en 1959 llevó a San Remo la canción “Tua”, que resultó ser un éxito inmediato. Su actuación en el escenario, envuelta en un vestido de noche, se considera demasiado sensual y desencadena un escándalo mediático que compromete temporalmente su carrera en Italia. Pero la brecha se había abierto. Una Mina muy joven, que participó en ese mismo San Remo, ciertamente se inspiró en ella en los años siguientes para despejar una representación inocente de la feminidad que ya había desbordado los bancos de la censura.
En el repertorio de Los Carosones queríamos insertar una canción de manifiesto de esta época: un swing nacido inmediatamente después de la guerra, que habla de la búsqueda de un amor perdido en las ruinas de una ciudad bombardeada. “In Cerca di te”, texto de Testoni y música de Sciorilli. Fue un éxito instantáneo en 1944. Fue grabado por Natalino Otto y más tarde por los grandes intérpretes de la época: Carlastella, Bruno Pallesi y la propia Jula de Palma.
Nos inspira su versión dixie, una auténtica obra maestra, que consigue trasmitir el espíritu de aquellos años mejor que otros. Un pedazo de vida en el que el amor por una persona o por la Música supera cualquier obstáculo.